21 jul 2025


Desde la llegada de Gustavo Petro a la presidencia de Colombia, los canales de televisión Señal Colombia, Canal Capital, Canal Trece, Eureka, y especialmente Radio Nacional de Colombia con sus "emisoras de paz", se han transformado en un bastión para proteger al gobierno de las críticas de la oposición. Además, se han convertido en un espacio resguardado de miradas indiscretas, donde se diseñan y ejecutan estrategias propagandísticas gubernamentales, al más puro estilo de Goebbels en la Segunda Guerra Mundial.

El gobierno de Petro no sólo se ha apropiado de los medios públicos para difundir sus planes de manera propagandística, sino que también ha sido utilizados por sus directivos para alimentar egos y hacer defensas personales. En muchos casos, estos contenidos se asemejan a una publicidad preelectoral encubierta.

Lo más preocupante es el efecto en las audiencias, cuyo concepto sobre los medios públicos ha cambiado drásticamente. Ahora, estas nuevas audiencias consideran legítimo que estos medios sean empleados para desplegar la propaganda gubernamental.

Esta conducta por parte de las directivas y periodista de estos medios contraviene diversas leyes y normativas fundamentales en cualquier democracia. De hecho, se puede afirmar sin temor a equivocarse que esta situación no tiene precedentes en la historia de los medios públicos en Colombia.

La tarea de restaurar la verdadera esencia de un medio de comunicación público será ardua y prolongada. Se trata de cuatro canales de televisión y una cadena de emisoras que cubren la totalidad del territorio nacional. Será imprescindible implementar estrategias de comunicación igualmente poderosas para reconstruir la credibilidad de estos medios y hacer comprender a la ciudadanía, nuevamente, que los medios públicos no están al servicio del gobierno, sino para servir a la sociedad.

En este mismo sentido, las temáticas y el tratamiento de los contenidos de los programas, especialmente en los canales de televisión (en particular los infantiles y juveniles), requieren una revisión urgente. Estos programas contienen elevadas dosis de ideología progresista, camufladas como espacios de entretenimiento y supuesta educación.

Lamentablemente, los medios de comunicación públicos se han convertido en un tema de discusión política. Siendo públicos, deberían permanecer al margen de cualquier marea electoral. Sin embargo, el presidente Gustavo Petro, el gerente general de RTVC, Hollman Morris, y una nueva camada de periodistas los han arrojado al fuego de los debates políticos.

Por lo tanto, los candidatos presidenciales de otras orillas y de la oposición, como Sergio Fajardo o Vicky Dávila, deben incluir en sus agendas y programas de gobierno un punto que contemple la recuperación de estas emisoras de radio y televisión. Esto implica una revisión exhaustiva de sus objetivos, una reprogramación de los contenidos en todas las franjas horarias con un equipo de profesionales comprometidos con el país y la ciudadanía, y que no respondan a las agendas oscuras de ningún partido político.

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